Los derechos humanos en la política exterior de Chile: protagonismo, retrocesos y desafíos futuros

Por Claudia Fuentes-Julio.

Fuentes-Julio, Claudia. 2021. “Los derechos humanos en la política exterior de Chile: protagonismo, retrocesos y desafíos futuros”. Pp. 108–19 en Nuevas voces de política exterior: Chile y el mundo en la era post-consensual, editado por C. Bywaters C., D. Sepúlveda Soto, y A. Villar Gertner. Santiago, Chile: Fondo de Cultura Económica – Friedrich Ebert Stiftung – Instituto de Estudios Internacionales Universidad de Chile.

Extracto:

Los veinte años de política exterior de la Concertación de Partidos por la Democracia (CPD) lograron posicionar a Chile como un país que se preocupa por la protección y promoción de los derechos humanos en la región y el mundo. Human Rights Watch (HRW) clasificó a Chile en varios de sus informes como uno de los países del sur global que más ha influido en la política internacional de protección universal de los derechos de las personas.1 La política exterior en derechos humanos dio un drástico giro en el segundo gobierno de Sebastián Piñera a partir de 2018, debilitando la posición y la participación del país en el contexto de Naciones Unidas, apoyando iniciativas que intentan fragilizar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH) y, en general, alejándose de la tradicional fórmula diplomática de apostar por la política multilateral en las áreas de democracia, derechos humanos y paz.

La reputación que Chile ha adquirido como promotor de los derechos humanos le ha brindado importantes ventajas comparativas y nuevas capacidades de poder, siendo un país relativamente pequeño dentro de la esfera internacional. También le ha permitido ocupar un puesto relevante en el sistema internacional y regional de protección de derechos humanos y ha generado las credenciales para importantes posiciones en las principales instituciones internacionales, incluyendo el ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en tres oportunidades desde 1990. Estos beneficios, sin embargo, vienen atados a una creciente demanda por parte de algunos Estados y organizaciones internacionales para que los gobiernos favorezcan, o al menos incorporen de manera más activa, a los derechos humanos como principios a ser promovidos como parte de su política exterior. […]

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