Por Daniela Sepúlveda Soto
Resumen:
La izquierda tiene en sus manos la mayoría de los gobiernos de América Latina. Mientras los más optimistas ven esta confluencia como una oportunidad para renovar el progresismo, otros temen que estos gobiernos de izquierda sean solo una colección de liderazgos que, presionados por sus respectivas crisis e intereses domésticos, dejen en evidencia sus fuertes contradicciones respecto a la defensa de los derechos humanos. A pesar de ello, la alineación de gobiernos progresistas augura una oportunidad para agendas de derechos humanos, en un contexto en el que las normas ya no son dictadas únicamente por el Norte global.